9 sept 2011

30 años sin Jacques Lacan

 "Soy obstinado... Desaparezco."
           Últimas palabras de Lacan

Hoy se cumplen 30 años de la desaparición física de Jacques Lacan. En varias partes del mundo y, como es natural (¿y sí?), principalmente en Francia, llueven desde hace unos días homenajes y actividades que recuerdan al psicoanalista francés que revolucionó el panorama psicoanalítico durante la segunda mitad del siglo XX. Como este blog no se podía quedar sin asistir al mare mágnum de información que circula en la red, voy a colgar tres fragmentos que he escogido entre los libros de testimonios sobre Lacan (uno de su hija, dos de analizantes suyos) que aluden al momento de su muerte; un hecho que, a la manera de un corte topológico, vino a crear un límite, así como a transformar y a revelar ciertos rasgos estructurales del llamado movimiento psicoanalítico.
(Los tres libros existen en español, pero dado que es mi biblioteca personal la abastecedora del blog, traduzco a vuelatecla directamente de mis ejemplares.)
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Sybille Lacan
"En el Jacques Lacan, de Elizabeth Roudinesco, aparecido en septiembre de 1993, la autora evoca al final del capítulo "Tumba para un faraón" los últimos instantes de mi padre:
Escribe: ".... bruscamente la sutura mecánica se rompió, provocando una peritonitis, seguida de una septisemia. El dolor era atroz. Como Max Schur en la cabecera de Freud, el médico tomó la decisión de administrar la droga necesaria para una muerte suave. En el último instante, Lacan lo fusiló con la mirada". [Énfasis de S. L.]
Cuando leí esta última frase, me asaltó una desesperación indecible. Me derretí en lágrimas, que se transformaron en convulsivos espasmos. Boca abajo, sobre el diván de la "gran sala", zozobraba en un torrente de lágrimas ardientes que parecía que nunca se detendrían. La idea de que mi padre se había visto caer en la nada, sabiendo que iba a no ser más me era insoportable. Su furor en ese instante, su falta de aceptación del destino común de todos los hombres me lo hacían más querido, pues yo lo reconocía ahí completamente: "obstinado", según las últimas palabras que se le atribuyen.
 Ese día, creo, es el que más cercana me he sentido de mi padre. Después, ya no he vuelto a llorar pensando en él."
(De: Un padre)
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Gérard Haddad
"La desaparición de Lacan fue un suceso nacional. Los medios, sobre todo los diarios, le dedicaron su primera página. En verdad, y la distancia confirma la cosa, esta muerte marcaba el final de una época de la vida cultural francesa en su conjunto, más bien brillante. La mediocridad pronto se abatiría sobre la vida intelectual aspirada por la vanidad mediática.
Pronto asistimos a un suceso curioso, desconocido por los etnólogos y poco conveniente. Es una regla, en efecto, observar ante la muerte de un gran hombre, al menos hasta los funerales, un momento de silencio y de homenaje, considerar en primer lugar sus aportes positivos. O bien, he aquí que la prensa se encuentra invadida de artículos venenosos, venidos de la pluma de antiguos alumnos que habían roto con él desde hacía mucho, pero, todavía más sorprendente, también de los discípulos de última hora. El diario Liberation publicará así una página llena de reacciones de miembros de la difunta Escuela Freudiana. La intervención de mi agregado de prensa me permitió estar entre ellos. Rendí homenaje a la obra de mi maestro, a lo que le debía. A la mañana siguiente, al leer ese diario, quedé consternado al constatar que mi intervención era la única que saludaba sin ambigüedad ni reserva la desaparición de aquél que tanto nos había dado. Los alumnos que le fueron cercanos juzgarían bien, en las líneas que le dedicaban, criticar al desaparecido."
(De: El día que Lacan me adoptó)
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Stuart Schneiderman
"Cuando Lacan murió el 9 de septiembre de 1981, el suceso fue un anticlimax. Quizá debido al proceso que Robert Jay Lifton llama aturdimiento psíquico (psychic numbing), la gente no parecía capaz de una reacción auténtica. Un analista me dijo que no hubo un duelo significativo por Lacan puesto que, según lo dijo, "lo hicimos hace un año". Otros apenas y notaron su pasaje porque habían llegado a creer que su alma había tomado por habitación la de su yerno, Jacques-Alain Miller.
A veces parecía que un buen número de gente había deseado la muerte de Lacan. Hay muchos analistas que aún parecen orgullosos de tener un complejo de Edipo para actuar tales escenas en un vestido edípico. Pero los eventos mismos y los actos de Lacan en el mundo, en su mundo, sugieren otra lectura."
(De: Jacques Lacan: la muerte de un héroe intelectual)
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En esta última cita, la referencia de Schneiderman a Lifton es muy oportuna para la ocasión. Se recordará que en el encuentro que éste último sostuvo con Lacan en Yale, en 1975, el psicoanalista francés se declararía "liftoniano". El diálogo entre ambos giró en torno a las relaciones entre la muerte y el simbolismo, más exactamente, se planteaba la posibilidad de simbolizar la muerte. En la obra de Lifton, psiquiatra norteamericano que estudió a fondo las catástrofes humanas (p. ej., los holocaustos), los sobrevivientes han de pagar su deuda con los muertos estableciendo una línea de continuidad con la vida. 
En el ámbito lacaniano, ¿de qué orden serían dicha deuda y la posibilidad de saldarla? Quizá unas palabras del propio Lacan -que tanto privilegio dio en su transmisión a lo oral sobre lo escrito- extraídas de su texto sobre "La carta robada", se acercan en algo a responder: "Ojalá los escritos permaneciesen, lo cual es más bien el caso de las palabras: pues de éstas la deuda imborrable por lo menos fecunda nuestros actos por sus transferencias."


Que así sea, pues, pese a quien pese lo imposible... Hasta que la muerte nos arranque de la vida.


Placa en el frontispicio del número 5 de la calle Lille


Fuente de las citas:
-Sybille Lacan, Un père (puzzle), Folio, Paris, 1994.
-Gérard Haddad, Le Jour où Lacan m' a adopté, Grasset, Paris, 2002.
-Stuart Schneiderman, Jacques Lacan, The death of an intellectual hero, Harvard University Press, USA, 1983.
Trad. Gabriel Meraz

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