31 ene 2010

Jacques Lacan, un psicoanalista, de Erik Porge


No soy amigo de los libros que se ofrecen como introducción a la obra de Lacan. En primer lugar, porque no creo que Lacan construyera una "obra" (palabra que designa, según el diccionario, un edificio incompleto, "en obra", o un producto artístico, literario o de pensamiento completo, acabado y cerrado, lo que en ningún caso aplica, me parece, a lo que hizo Lacan) sino más bien una enseñanza. Y no es que piense en Lacan como un pedagogo o un maestro espiritual, si bien su seminario, como se recordará, abre con una alusión al acto del maestro Zen. En segundo lugar, no soy amigo de esa clase de libros porque desde que decidí acometer la imposible tarea de leer a Lacan no hacían más que confundirme más. Algunos por hallarlos más alambicados y plenos de hermetismo que los textos lacanianos (el de Joel Dor, por ejemplo, o el de Mikkel Borch-Jacobsen, de quien luego leí artículos buenísimos, de antes de que cambiase de bando, claro, si bien ya algo demasiado coquetos con la filosofía) y otros porque, en su aparente sencillez y su espíritu didáctico, me resultaban sospechosos de engaño, esquematismo y reduccionismo (como el de Jean-Baptiste Fages, cuyo enojoso título "Para comprender a Lacan" (Comprendre Lacan) anuncia en portada el timo de su contenido. Como si Lacan, más allá de definirse como "un traumatizado del malentendido", hubiera pretendido ser comprendido;  ¡mon Dieu!)

Pero un día encontré un libro del que podía decir vaya, he aquí una estupenda introducción a la lectura de Lacan. No sé si es porque, cuando lo leí, ya llevaba yo varios años dándome de topes -comme il faut- con los textos de Lacan; pero tuve la sensación de que alguien entraba ahí a las cosas de un modo en que la claridad no escamoteaba la complejidad y - lo más importante- donde el rigor del abordaje teórico no estaba desprovisto del sentido clínico que caracterizó la enseñanza de Lacan. Es decir que alguien ahí rizaba el rizo convenientemente y a su estilo, como lo hizo el mismo Lacan de manera inigualable. Por eso, siempre que alguien me pregunta al respecto (y ya sé que aquí nadie lo hace, pero hice este blog para algo) no dudo en decir que quien quiera leer una buena introducción a las elaboraciones conceptuales de Lacan se remita a Jacques Lacan, un psicoanalista, este libro de Erik Porge.

Sólo le falta, en mi opinión, haber dado más lugar a la topología. Habrá que conformarse aquí también, ni modo, con aproximarse a un consabido no-todo. O mejor: habrá que seguir haciéndose nudos... Habrá que seguir cortando superficies hasta hacerlas rizos de papel...

Y por favor (aprovecho la entrada para decirlo de una vez), ¡que nadie empiece por los libros de Žižek!

E. Porge, Jacques Lacan, un psicoanalista, Síntesis, Barcelona, 2001, 352 pp.

5 comentarios:

m.augusta dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
m.augusta dijo...

Gabriel, suas observações sobre as questões da 'obra' e da 'introdução' são muito importantes e valiosas. A introdução aos textos psicanalíticos, sabe-se, é sempre feita a partir de um ponto onde o sujeito é fisgado, não conheço outra via.
Não li este livro de E. Porge, mas os outros dele que eu li reúnem sempre o rigor teórico com um saber-fazer clínico, como tão bem você comenta.
Aliás, as resenhas e os comentários do blog estão cada vez melhores e sempre me instigam a ler as obras. Isso é muito bom! Abraço.

Gabriel Meraz-Arriola dijo...

Gracias por tus comentarios, María Augusta. Como siempre, es un placer tenerte de visita en el blog. Un abrazo

m.augusta dijo...

ops, retifico o final da penúltima frase que escrevi: '...me instigam a ler mais.' ponto final

Gabriel Meraz-Arriola dijo...

Justamente el objetivo principal de este blog es instigar a la lectura, "de ciertas obras de cierto estilo". Lo que en Lacan no existe (como la mujer), en mi opinión, es La obra...