6 nov 2009

Claude Lévi-Strauss (1908-2009)


Dos fragmentos de entrevista de Lévi-Strauss con un instigante Didier Eribon:

"(...) D. E. ¿Cuándo leyó a Freud?

C. L-S. Muy pronto, porque tuve un compañero de Liceo cuyo padre, psiquiatra, fue uno de los primeros en interesarse por Freud en Francia. Colaboraba con Marie Bonaparte, y me incitó a leer -yo estaba en clase de filosofía- La introducción al psicoanálisis, y lo que entonces se llamaba, en su primera traducción, La ciencia de los sueños.

D. E.- Después usted ha lanzado palabras bastante duras contra el psicoanálisis.

C. L-S. Varios amigos y conocidos míos han recurrido a él. Mis relaciones con ellos han alimentado algunas dudas sobre la terapéutica. Sobre todo quise oponerme a la tentación que sienten demasiados etnólogos, sociólogos e historiadores, que cuando sus interpretaciones chocan contra un muro, en lugar de volver a empezar, tiran por el cámino más cómodo: llenar los vacíos que encuentran delante de ellos con esas explicaciones comodín en que es pródigo el psicoanálisis. Pero todo ello no invalida un hecho: el pensamiento de Freud jugó un papel capital en mi formación intelectual; tan grande como el de Marx. Me enseñaba que, incluso los fenómenos en apariencia más ilógicos, podían ser susceptibles de un análisis racional. Me parecía comparable con el paso dado por Marx respecto a las ideologías (fenómenos colectivos en lugar de individuales, pero también de esencia irracional): alcanzar, más allá de las apariencias, un fundamento coherente desde un punto de vista lógico, cualesquiera que sean los juicios morales que sobre él se tengan (...)"

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"(...) D. E.- A Lacan lo conoció usted muy bien.

C. L-S.- Fuimos muy amigos durante algunos años. Con los Merleau-Ponty íbamos a almorzar a Guitrancourt, donde tenía una casa. Cuando mi mujer y yo quisimos buscar un retiro en el campo, Lacan acababa de comprar una DS a la que quería hacerle el rodaje. Nos fuimos los cuatro de expedición, fue muy divertido. Había que ver a Lacan llegando a un horrible hotelucho de subprefectura y ordenando desde la altura de su majestad imperial que le prepararan inmediatamente un baño. Apenas hablábamos de psicoanálisis o de filosofía; lo hacíamos más bien de arte y literatura. Tenía una cultura amplísima, compraba cuadros y obras de arte, y ese tema ocupaba un lugar en nuestras charlas.

D. E. -Cuando usted iniciaba sus clases en la sección Quinta de la Escuela de Altos Estudios, él empezaba por su lado su famoso "seminario". ¿Asistió alguna vez a él?

C. L-S. -Más tarde y sólo una vez, la primera clase que dio en la calle de Ulm. Cuando le cerraron la Escuela Normal, persuadido incluso de que él no tenía razón, intervine ante Braudel para que la Escuela de Altos Estudios le acogiera.

D. E. - ¿Qué piensa de sus trabajos?

C. L-S.- Habría que comprenderlos. Y siempre he tenido la impresión de que, para sus fervientes admiradores, "comprender" no quería decir lo mismo que para mí. Yo habría necesitado cinco o seis lecturas. A veces hablábamos de ello Merleau-Ponty y yo, y llegamos a la conclusión de que no teníamos tiempo.

D. E.- Sin embargo, usted le ha citado...

C. L-S. -Una sola vez creo, y sobre todo por amistad.

D. E. -A pesar de esa amistad, a usted le molestó que asociasen su nombre al de usted en la constelación del "estructuralismo".

C. L-S.- Debo confesar que sí; pero en aquel momento Lacan se había convertido en una especie de gurú y nuestras relaciones se habían enfriado mucho.
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"El Banquete estructuralista"
(Lévi-Strauss, Lacan, Jakobson, Barthes)
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D. E. - En su Historia del psicoanálisis, Elisabeth Roudinesco afirma que Lacan lo pasó siempre muy mal por falta de inserción universitaria. Sobre todo por estar en el Colegio de Francia.

C. L-S. Nunca habló de ese tema, aunque es posible.

D. E. -Jamás pensó usted en presentar su candidatura al Colegio de Francia?

C L-S. -No se me ocurrió nunca. Y por lo que a él se refiere ya acabo de decirle que nunca me hizo la menor alusión, ni se la hizo, estando yo presenté, a Merleau-Ponty.

(De: DE CERCA Y DE LEJOS, Alianza Editorial, 1990)

Parece que la noticia de la muerte de Lévi-Strauss enteró a mucha gente de que seguía vivo. Aquí en La Jornada. Aquí en Le Monde.

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