Un día como hoy, el jueves 21 de junio pero de 1964, Jacques Lacan fundó su Escuela. Los historiadores del psicoanálisis y los comentaristas han pasado casi totalmente de largo los hechos de carácter más o menos rocambolesco que rodearon la fundación de la Escuela Freudiana de París (EFP). Si Freud, hacia el final de su texto sobre el amor de transferencia nos decía que "nadie puede ser ajusticiado in absentia o in effigie", Lacan fundó -o intentó fundar- su Escuela precisamente en ausencia y en efigie, mediante el puro soporte de la voz (suya o de François Perrier). ¿Se trataba de la tentativa de introducir su ternario en el origen mismo del acto de fundación: Simbólico (absentia), Imaginario (effigie), Real (voz)? Y si así fuera, ¿podría decirse que lo hizo efectivo? La respuesta depende del momento en que se conceda que el famoso "Yo fundo..." que da inicio al acta de fundación de la EFP cumplió su función performativa, dando lugar -en el acto- al nacimiento de la escuela de psicoanálisis, figura comunitaria inédita en la historia de las agrupaciones psicoanalíticas. Recuperar para su estudio algunos sucesos, en su valor de anécdota o historia, no revestiría interés alguno de no ser para insertarlos en la lógica del discurso analítico e introducir ciertos cuestionamientos sobre algunos rasgos de estructura presentes en el funcionamiento de las escuelas de psicoanálisis y aquello que transmiten a partir de la enseñanza de Lacan, para lo cual también resulta ineludible la lectura crítica -en el après coup de la historia y a la luz de la actualidad- del Acta de Fundación de la EFP.
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